Literatura

jueves, 28 de enero de 2010

Fue entonces Pacheco de Suratá...



Queriendo escapar de los recuerdos, me fui a un lugar donde nunca habíamos estado, para que nadie conocido estuviera conmigo, para intentar algo solo mío. Mientras jugaba con unos aros ya comprendía el duro camino de regreso después de estar contigo. Me atreví a sonreír serenamente creyendote completamente fuera de mi cotidianidad por una tarde, luego de intentarlo como cada día vehementemente durante dos horas, similar a un entrenamiento diario para no contarme más entre tus planes.


Aún sin querer volver a la casa, me dirigía a ver la exposición que estaba durante el mes. Deambulé lentamente delante de cada cuadro escuchando sin explicación aparente voces de lontananza y ensueño, de remembranza. Hasta que me enfrenté a uno. Sí, ya lo conocía, ya había experimentado aquella curiosidad por sus formas y azulejos. Pero ¿Dónde? no atiné al lugar, hasta que vi el cuadro que me contaste que querías comprar algún día: una mujer desnuda con raíces, como dijiste también que solías verme.


Ya había estado frente a este artista, pero acompañada. Con la mano sujeta, el cuerpo besado y los labios rojos por infinidad de osculos, me enseñabas la galería a dos cuadras de tu apartamento luego de no haber ido a escuchar a Vallejo (contrario a lo que planeado), y antes de tomar algo para terminar muy bien el día.


Es que ya debería estar acostumbrada a verte en todos lados, a que cada pequeña cosa me remonte a cuando solíamos contarnos historias imaginadas.


Fui sola por unas cervezas, al fin y al cabo, por más que pareciera, ya no estabas y yo estaba así: sola.

miércoles, 27 de enero de 2010

"Para la noche..."


Para la noche se arrastran las almas
bajo su tentadora luz policroma
a reencontrarse
después de algunas varias vidas.


Yo lo conocí.
Fuimos hermanos y hasta de pronto amantes,
preferiblemente hijos de una misma esencia.


En algún tiempo nos fuimos de viaje
y vivimos lejos.
Pero cuando llego el momento
nos volvimos a besar...
Ni siquiera pareció la primera vez...

Cura y Tiempo

Hacia falta este tiempo, esta distancia. De ahora en adelante podemos no conocernos, podemos ignorarnos tranquilamente como según usted, estaba destinado que así fuese.

!Cómo es de poderosa la distancia!

Lo ha alejado de tal manera...tal cuantía, que es imposible que alguna vez hubiera amado a alguien tan fatuo. Y me siento feliz.

Te escribo Tambor...

Tengo una nostalgia imposible de lo que eramos, de lo que vivimos. Preferiria no habernos visto a la cara. Preferiria seguir compartiendo nuestras almas. Preferiria no tener que controlar lo que digo, a la hora que llamo, lo que pienso. Seguiriamos siendo amigos.

Te extraño. Extraño todo de ti, menos tu presencia física. Extraño el compartir nuestra visión cósmica.

Hagamos un acto psicomagico. Lo voy a hacer por los dos.

Y de la forma en que ambos sabemos, Te amo.

"No sé que hacer..."



No sé que hacer
busco pedazos de sentimiento
de recuerdo
y ya no "nos" conozco.

Yo me siento y te miro
en lo que me queda entre la cabeza
y me pongo a hablarte de cosas
que tal vez nunca te diría

Te confieso que voy a buscarte
sin que te des cuenta
que he tratado de hacer un pacto
en mis momentos de locura
para no dejarte ir

Claro que siempre recapacito
ya sabes como me pongo
cuando me ataca esta gota
esta gota de tristeza
que tiene tan bien entendido
que siempre le espera un lugar

Y yo te extraño
y te siento
y lo horrible es que no recuerdo tu cara
recuerdo que te quería
que "nos" quería.

Alusión al "valehuevismo"

Hoy se sentó junto a mí una puta en el bus. Estaba mirando por la ventana hacia un local llamado "las ejecutivas" y justo enfrente del negocio la mujer se subió al vehículo y se sentó junto a mí.

Precisamente estaba pensando cómo sería adentro, detrás de la puerta con el letrero, cómo sería la vida. Vi alguna ropa colgada en los cuartos como para evitar que fuera robada y traté de oler en el aire a esa mujer. No sé porqué creía que iba a oler bien. Supongo que fue porque creí que eso era lo que en principio le traía hombres y dinero. Yo no sé si era la calle o ella pero olía hediondo.

La verdad, nunca me he considerado alguien que discrimina debido al empleo, pero después de sentir que su brazo rozaba el mío, me sobrevino un asco impresionante. ¡Maldito el burro que conduce! Si no se comiera tantos huecos, yo tendría menos contacto con la prostituta. No podía pensarla de otra forma que no fuera llena de semen de borrachos o enfermos que pagaron veinte mil pesos por un polvo, y por ser llamados "papi".
Luego que no nos volvimos a tocar, imaginé cuantas veces habría sido violada por los que no pagaron un servicio, y si estar en esta situación la obligaba a ser tan ordinaria.

Pero las putas caras no son así de feas, ni se pintan las cejas de esa manera. Empero seguía pensando que estaba llena de semen y la verdad apuesto a que no se bañó.

Pero estar a lado de una puta confirmada, era una oportunidad única. Sin embargo ¿Qué estupidez le iba a preguntar? Y claro, ella me contaría toda su vida, desde que se metió al oficio, hasta como se sentía...

Di mil vueltas para entablar una conversación. Pero no creo que alguien de la calle, fuese tan parlanchina como suelo ser yo. Hice un comentario sobre la capacidad del conductor y solo me miró con absurda indiferencia. Toda la entrevista se fue al piso.

Me atreví a mirarla de frente y confirmé que era decididamente ordinaria como mujer, además estaba sucia de la piel a la ropa.

Se bajó en Motoreste y la miré por el vidrio. Pero ella siguió ignorándome, más impasible que cualquiera.

Divagaciones

Espero no soñar más contigo
o por lo menos soñar de verdad
que has venido a buscarme
que me has dicho en sueños lo que tienes

¿Acaso viniste a buscarme en un sueño?
¿Porque eres un sueño?
¿Dónde estás sueño?

Ilusión

Dicen que soy ingenua, que lo que vivo no es real. Ninguno aprueba lo que me pasa. La gente comenta que es mentira, que es ilusión, que es diversión. Pero no. Tú estás allí. Tú eres real. Tú sin haber llegado, no te has ido. Por el contrario, cada día crece esta presencia invisible a mi lado. Es reconfortante, afable y se hace más clara con cada palabra. Eres como ese arte, esa inspiración. Solo el padre lo siente, sabe que existe algo, un hijo no nacido, una mujer no conocida, una cosa inexplicable, y luego regala un poema, la materialización de lo etéreo e impalpable. Tú estás aquí. Aunque no te vea, aunque me sienta absurda por salir a buscarte la mirada quien sabe donde, ya te siento aquí y te conozco, y me río contigo.

Ansiedad

Me preocupan mis senos. No me molesta subir de peso ni acumular grasa, lo que me molesta es que la ropa no se acomode. Si es un pantalón muy grande se embomba, si es muy pequeño no puedo agacharme, si es descaderado se baja demasiado, si no lo es veo el defecto en mi cadera. Pero en sí no es que me preocupe y produzca en mí un tormento por mi figura y cumplimiento de los absurdos estándares de bellezas, que sorprendentemente la mayoría de mujeres de mi universidad cumple. Además ni siquiera me interesa tener el mismo cuerpo de todas. Reconozco que son figuras agradables, así como algunas caritas llenas de rubor. Pero no pasa de esa caratula. Las mujeres se preocupan tanto por como son percibidas por el sexo opuesto, que realmente no les molesta que sean consideradas nueces huecas (y huevas) si son nueces lindas. Sin embargo me preocupan mis senos. Últimamente no se acomodan al bra y se caen. Pienso que en ellos está físicamente mi sexualidad. Una vez un comentario que hizo mi ex novio sobre un pasaje erótico, cambio mi forma de pensar sobres esta parte de mi cuerpo. Pero veo a mujeres con algo en su vida, veo su reconocimiento sobre su cuerpo y me tranquilizo. Alguien debería enseñarme a no asustarme con lo que pasa todos los días.

Patadas de ahogada

Es que no puedo hacer más. Me siento como subyugada a su puta voluntad, a su inflado ego, y eso cansa, exhausta. Veo un cuadro y me identifico con él. Es una mujer desnuda frente a un muro de ladrillo. Está inclinada teniéndose los senos como a modo de abrazo mirando hacia arriba. Encima de ella se ve una mano y ella la mira girando la cabeza. He gritado, he refutado he actuado hasta el límite con lo que definirá como exigir y no hay respuesta. ¡No hay respuesta! ¡Coño! ¿Es que acaso su supuesta espiritualidad lo hace mejor que yo? Llego al punto de pensar en su hipocresía y en esa maldita autoestima que me esta molestando tanto. Le falta humildad. Le falta humildad.

"Apareces de nuevo..."

Apareces de nuevo, cuando ya te había entregado al cosmos. Decidí no esperar en la puerta, decirle al Todo que ante este ponía tu imagen y sentimiento para que ya no oteara la ansiedad por mis globos oculares. Lloré, no copiosamente pero sí a manera de despedida y confusión, pero también con confianza en haberle dejado nuestra esfera al universo, esa esfera que llegó a ser para ti un error y para mí un salvavidas.

En la cama apuntaba a las estrellas, me giré y en la oscuridad. Descansé hasta que apareciste en el plano que más te era habitual llenarme. Hace tanto no te veía, desde que tu cuerpo me estaba a la mano, nuestros encuentros oníricos cesaron porque ahora la realidad era lo soñado. Se me borran esos recuerdos excepto el de tus manos tirando cariñosamente un hilo grueso de sangre proveniente de mi vagina. Tu cara de amor, de padre, de hermano, de lo que has sido; mi cara tranquila, serena, confiada como me haces sentir; mis piernas relajadas hacia ti, no lascivamente sino humanamente; tus manos tomando suave y delicadamente de mi lo más femenino del universo y tu cara observadora, afable, bondadosa y agradecida unas veces hacia mis ojos, otras veces hacía mi sexo.

Son esos encuentros extraños de cuando estábamos conectados sin importar obstáculos. En este plano llamaste y no paraste de insistirme que te hablara, que te contara, que me diera cuenta de que estabas volviendo de una manera incomprensible de ese viaje que me fue difícil aceptar.

Cuando pisé la dirección a la renuncia, al abandono en la voluntad de esa conexión alma-alma que nos es inherente, sobrevives afirmando mi aprendizaje a dejar ir para que las cosas “sean”.

Conocido pedido

Mientras caminaba con una buena amiga, luego de almorzar le comenté:
-Quiero encontrarme con un brujo.

En la siguiente semana esto fue lo que sucedió. Cabello negro, ojos verde aceituna, barba oscura, cuerpo delgado, espalda ancha, veintisiete años y una sonrisa que por poco me hace quitar la ropa, y como algo adicional, es alto. La primera vez que lo vi estaba entrando al recinto con esa forma que tanto me gusta de los hombres atractivos. Sin embargo no me fijé en su cara. Él me vio primero gracias a esa costumbre propia de llegar mínimo media hora tarde a todo (ese día llegué dos horas después de la hora programada para el inicio del evento). Pasé apresuradamente para encontrar pronto un lugar donde sentarme.

En la noche, estratégicamente me acerqué a su grupo de amigos y uno en común me presentó a uno, luego al otro y cuando desinhibidamente busqué su mirada, él estaba en la parte más oscura, lo que hacía que sus ojos verdes estallaran y que a mí no me importara escuchar ni su nombre, solo mirarlo. En seguida me fui.

Tiene una luz en las pupilas. Era como ver a una especie de gato, un jaguar. Fue como si ese hombre ya imaginara como hacer que me acercara.

La noche siguiente fue un ataque rápido. Conciso. Empezamos a hablar y efectivamente era el que invoqué. Su voz, su forma de hablar, y esa particular manera de hacerme sentir como una niña, como su amiga, hicieron que olvidara preguntarle el nombre, cosa que resolví un amanecer mientras me abrazaba.

Entre la embriaguez mía y su viaje sonreía y algo me decía con sus botones esmeralda.

Luego su camisa tapó mi cara para que la luz no incomodara mientras dormíamos. Desperté al medio día y ya había desaparecido de mi falda mal acomodada.

Me llamo cuando nada esperaba y confesó haberme besado mientras estaba en los brazos de Morfeo y en los de él.

De esa noche recuerdo bien su sonrisa bajo mi cuello y que ya no era tanto un hombre sino un niño. Se mimetizaba como bien lo hacen los taumaturgos, o los taimados.

21.05.09

A mi no me gustaría escribir sobre el amor, que es uno de los temas más trillados y sin embargo el que más se consume en el día. Por ejemplo, uno puede ir por la calle y al estrellarse con una iglesia, no pensar primeramente en Dios sino en una boda. Uno puede empezar su día con esa persona en la cabeza, y enojarse consigo mismo por no ocuparse de cosas más importantes. La verdad, que él este o no es irrelevante y poco crucial. Pero me hayo acá, confrontándome a esa ausencia que insiste en hacerse bastante notable todo el día, y alguna parte de la noche.

A mí no me gustaría escribir sobre el amor porque le tengo miedo. Pues he tenido que dejar de quererlo a la fuerza, casi que bruta. En este momento entiendo bastante bien el título de Efraím, en esa novela burda que lo llevo a la fama entre las masas. Relativamente es fácil de leer y es divertida e insinuante. Lo que le gusta a los lectores que consumen y no entiende sobre sensibilidad en el arte, por más absurdo que parezca lo que acabo de decir.” ¿Qué no entienden de sensibilidad en el arte? Pero si el arte es la expresión del hombre!” . Alguien con una excelente memoria podría decirme esto y enseguida declamarme una verdadera y trillada frase que alguna vez leyó, pero que no alcanzó a comprender. Esto afirmaría lo que mi mamá me dijo una vez sobre los comunicadores sociales o sobre la mayoría de la gente: “Ser intelectual nada tiene que ver con tener buena memoria.” La cultura general es una ardid para que los bueno retenedores de frases y acontecimientos tengan ínfulas de pseudo-intelectuales. Pero retomando el tema… como el titulo de Efraím, me toco a mí: “Erase una vez el amor pero tuve que matarlo”.
Tuve que matarlo…

Y lo que en este momento temo “mirar” es si verdaderamente cometí el crimen o si todo ha sido una ilusión, un paliativo para el cáncer que deja un desamor.

A veces me acuerdo voluntariamente de cosas de él, principalmente de lo que era el sexo. (En realidad debería decir: de lo que era hacer el amor con él). Hay cosas que él no sabe que duelen. O no sabe o se hace el imbécil. Me dijo hoy :“esperabas que fueras a verme”, como si fuera tan sencillo. Sobre todo tan sencillo para mi orgullo y mi dignidad. Me he visto gravemente ofendida por lo que es su indiferencia y falta de interés por cada minuto de mi tiempo. Ese ha sido uno de mis móviles para el crimen. El hecho de simplemente confórmame con un “hola” y un emoticón por MSN, me jode sobremanera, y el piensa que llevamos una buena relación.

Y hay otras cosas que aparecen como disparos al bienestar del momento. Como esa vez que fui a cine…y me puse a llorar porque era otro el que me compraba crispetas y gaseosa. O cuando escucho una canción, y siento que él me la roba, ya no es mía! Se hace ridículamente necesario dedicársela, cantársela, pensársela.

En este momento creo que no estoy enamorada. Pero insisto: fue a la fuerza…bruta. Y he llegado a un punto en la vida, en el que me he estrellado con que hay que tomar lo que la misma impone. ¿Hasta que momento, la vida deja de ser un hilo blando de facilidad y peligrosa tranquilidad sobre el corazón humano? Para muchos es insensato que haber terminado con alguien, ponga a la persona en una posición tan superior en la vida respecto a las cosas…Para muchos es solo sobre algo que se cree amor, para los que de verdad lo vivieron es el amor.

Me doy cuenta de que el futuro nunca volverá a ser como lo soñé, ni siquiera quiero pensar en cuanto tiempo ese futuro fue posible, hace cuanto nada se pudo arreglar. Pero si pienso en que llegará el día en que habremos cumplido un año, y no sé como lo tomarlo.

"Han sucedido..."

Han sucedido tantas cosas. Has durado meses recorriendo tus pensamientos de veintiún años luz a la redonda. Fumando un joint, se ponen las cosas y situaciones a bailarte encima, saltar a tus orejas, humedecerte los labios. Algún día todo volverá como generalmente sucede, a brindarte un caos cómodo del cual ya no te asustas.

Encuentro-separación.

Al entrar al bar y subir con cadencia las escaleras, Jimena pensaba que tan sensual la veía él. Javier siguiendola, se fijaba en su pantalón negro. Frente a unas cervezas ríen con un leve vuelo de seducción por el aire y la mirada, y sienten juntos las canciones que los hicieron hablar más cerca. Claro...el ruido.

Generalmente ninguno de los dos era tímido hasta el momento; pero esta noche, tenía que ver cada uno en los ojos del otro una ilusión. Ya no podían arrojar sentimientos sin mucho consentimiento porque ahora si podían ser realmente serios. Por lo mismo no se habían besado, dizque tratando de ser amigos.

Pero a media noche, por primera vez de muchas, Javier fue quien inicialmente cedió. En medio de largos besos tras otros acabaron esa ronda y él dijo: Vamos. Todo estaba acordado de manera subliminal, lo que faltaba era que alguien lo propusiera, aunque fuera el indigente, la mesera, ella, el, ¡El que fuera!; hasta que:

-¿Quieres ir a mi apartamento?
- Esta bien.

Aquella noche tan construida en pensamientos y divagaciones durante la mayor parte del día de Jimena, estaba sucediendo realmente luego de ocho meses de conversaciones por internet con un desconocido (únicamente no se conocían físicamente). Lo que comenzó en la imaginación ya podía darse de comer a los sentidos, disfrutarse.

Dos personas tan completamente diferentes viviendo algo casi onírico no podía ser un error, pero tampoco un acierto. Un hombre de veintisiete años, con novia, con trabajo y una vida ordenados; una mujer de veinte años viviendo un día a la vez; no era nada real ni mucho menos falso, y sin embargo tan envidiable y atrayente.

Con un beso se dieron la excelente noche, y se alejaron dos meses después de esa luna, para siempre.